RELACIÓN Y COMUNICACIÓN

«Llevar una vida amargada lo puede hacer cualquiera, pero amargarse la vida a propósito es un arte que se aprende».

PAUL WATZLAWICK

 El lenguaje es una característica del ser humano. De hecho, es lo que nos distingue del resto de especies animales. No solo nos permite comunicarnos con las otras personas, sino que además es la forma en la que nos comunicamos con nosotros mismos.

Mediante el lenguaje construimos nuestra forma de ver el mundo, nuestra forma de ver a los demás, y también la forma de vernos a nosotros mismos. De igual manera, creamos nuestros mapas, basados en nuestra experiencia y nuestras vivencias personales.

 Cuando nos comunicamos con las otras personas, podemos influir en ellas mediante las palabras que utilizamos, ya que lo que decimos genera en los demás un estado que provocará una determinada reacción, acción o pensamiento. A esto le llamamos persuasión o “manipulación”. Cada vez que nos comunicamos con los demás estamos persuadiéndolos y es imposible no hacerlo.

De la misma forma que influimos en los demás, influimos también en nosotros mismos, es decir, en nuestro estado interno. Pero, mayoritariamente no somos conscientes de las palabras que nos decimos en nuestro diálogo interno. Sin embargo, cuando nos hablamos también nos persuadimos o manipulamos. Aunque sería más apropiado, en este caso, utilizar el término “autoengaño”.

El mismo dialogo interno a base de repeticiones convierte determinados pensamientos en creencias y estas acaban creando nuestra realidad. Así mismo, el lenguaje que utilizamos para comunicarnos con los demás dice muchas cosas sobre cómo somos. Es decir, todo aquello que pensamos o sentimos y cómo está estructurado nuestro mapa de la realidad.


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