"Es demasiado bueno para no ser verdad"

Si has leído algún libro muy vendido sobre la importancia de planificar el futuro, casi con toda certeza te habrás encontrado con una referencia (muy posiblemente con varias) al Estudio de Metas de Yale. Ahora es ya un descubrimiento legendario sobre la importancia de elaborar planes detallados para la propia vida: se cita en el ya mencionado Metas de Brian Tracy, pero también en decenas de otros libros, desde los supuestamente eruditos (libros como “Fundamentos psicológico del éxito”) hasta los más picaros (el manual de gestión empresarial “Entrena a tu gente y aporrea la competencia”). Lo fundamental del estudio es lo que sigue; en 1953, los investigadores preguntaron a los estudiantes que terminaban sus estudios en la Universidad de Yale si habían elaborado 
o no por escrito unas metas concretas para el resto de sus vidas. Solo un 3 por ciento dijo sí. Dos décadas más tarde, los investigadores localizaron a la promoción del cincuenta y tres para ver cómo habían discurrido sus vidas. Los resultados fueron inequívocos: el 3 por ciento de los licenciados que habían escrito sus metas habían amasado mayor riqueza económica que el 97 por ciento junto. Se trata de un hallazgo asombroso y una lección impactante para cualquier joven que esté considerando moverse sin rumbo por la vida. No es sorprendente, por tanto, que el estudio en cuestión alcanzara la condición de leyenda en el mundo de la autoayuda y en multitud de rincones de la vida empresarial. El único problema es que, de hecho, es una leyenda: el Estudio de Metas de Yale nunca se efectuó.tonto motivado
Hace algunos años, un periodista de la revista de tecnología Fast Company se propuso rastrear el origen del supuesto estudio. Cuando se mencionaba este, jamás se citaba la referencia de ninguna revista académica, así que empezó preguntando a los gurús de la motivación a los que les gustaba de citarlo. Para desconcierto del periodista, cuando les pregunto por sus fuentes, los gurús se remitían unos a otros. Tony Robbins le sugirió que preguntara a Brian Tracy, quien a su vez le sugirió que hiciera lo propio con Zig Ziblar, un veterano del circulo de oradores de la motivación y un habitual de los seminarios de “¡Motívate ¡”. Para completar el círculo, Zig Ziglar le aconsejo que se dirigiera a Tony Robbins.
Haciendose cargo del asunto, llame a la archivera jefa de Yale, Beverly Waters. La mujer parecía agradable y dispuesta a ayudar, pero cuando le mencione el Estudio de Metas, su voz dejo translucir una nota de frustración. “Hace unos años, cuando suscito el tema por primera vez, realice una comprobación sistemática, y no había nada – confeso-. Luego, el secretario de la promoción de 1953 realizo otra búsqueda sistemática, y ninguna persona con las que hablo habían sido requeridas para cumplimentar un cuestionario semejante ni nada que se le pareciese”. La archivera añadió que era altamente improbable que el estudio se hubiera realizado en otro año y se describiera por error como realizado en 1953, porque la Asociación de Alumnos de Yale habría intervenido, y allí no había nadie que pudiera localizar a alguien que recordara tal cosa. Waters suspiro. “Es demasiado bueno para no ser verdad supongo”
Oliver Burkeman
El antidoto
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